jueves, 6 de septiembre de 2007

Piel de pollo


Estaba viendo que el pollo aumentó una tonelada de números, y la locutora de TN bromeaba diciendo que sólo se puede comer las alitas, la piel y los huesos. Debo decir que la piel es la parte más deliciosa del pollo. No conviene comerla muy seguido porque pueden producir un embotellamiento en las arterias. Pero imaginemos que no produjeran ningún mal y que los nutricionistas hubieran muerto todos en una gran hoguera.
La piel del pollo luego de ser rostizado es deliciosa. Es más, lo mejor es sacársela cuando está cruda aún, ponerla en una plancha o una sartén, dejar que suelte toda su grasa y se ponga bien crocante. Luego se le pone sal a gusto y es un plato digno de los Dioses del Olimpo.
Una buena idea sería asociarse a una pollería, comprarle las pieles, cocinarlas y venderlas como si fueran porciones de pizza, en un cartoncito para agarrarlas. ¡Compre sus pieles de pollo, crocantes, saladitas! Después, seguramente, vendrían las versiones con aderezos. Oficinistas y estudiantes comiendo eso al mediodía. Al mes terminan todos internados. Pero no importa, la piel de pollo crocante es un plato que ningun buen gourmet puede dejar de probar. A ver cuando se pone de moda.

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